3.1.07

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El sillón donde estaba recostada Sofía, además de la comodidad que ofrecía, permitía contemplar panorámicamente todo el planeta Tierra… me es un poco difícil de explicar cómo es posible que un planeta esférico pueda verse desde todos los ángulos con lujo de detalle, pero para las criaturas de nuestro tipo realmente es posible… A diferencia de los seres que son materiales y tangibles, nosotros sí podemos percibir las cosas sin depender ni de la luz ni del ángulo en el que se encuentren los objetos. En lugar de percibir, iba a decir ver, pero eso tampoco definiría con exactitud… nosotros no tenemos ojos. No físicos… nada que se pueda tocar.

Sofía significa Sabiduría. Ese en realidad no es el nombre verdadero por el que la conocemos acá, pero otra vez, estoy tratando de explicar esto en un lenguaje lo más comprensible posible para ustedes, los seres humanos, que son para quienes escribo este relato… No creo que sea posible detallar de una forma justa lo fascinante que nos resulta analizarles desde aquí, y estudiar (como ustedes lo hacen con los animales), todo su comportamiento, naturaleza, y estilo de vida en el que lo único que es posible sacar un patrón de conducta (si hay tal), es justamente lo contradictorio de su naturaleza...

A título personal, me encanta ver a Sofía contemplando la humanidad… los estudia totalmente abstraída… a veces se siente que le duele lo que ve, y en ocasiones incluso saca algunas anotaciones para sus propias conclusiones… El día en el que sucedió el diálogo que estoy a punto de narrar, parece que llevaba varios días consumida en un muchacho que vive en algún rincón de D-Verse-City, que es la ciudad en la que me corresponde moverme por decreto.

Sofía estudiaba en esta ocasión, la forma en que los humanos aprenden a amar… y los límites del amor… Tenía sus ojos en este hombre, por que las musas (que son una suerte inferior de espíritus de características como de parásitos que rondan por aquí), le habían hecho su víctima de temporada, al ilusionar y generar sentimientos románticos en el…

Se materializaban, y habían probado una por una sus diversas técnicas y multicolores encarnaciones… ya probaron ser las preciosas mujeres atractivas (de muchos colores, tamaños y variedades étnicas), también habían aprendido el discurso soso de las intelectuales, esas que analizan y no se creen nada, de las que juegan de inconquistables y que nunca están satisfechas con nada, y también la gama de las mujeres ‘normales’. Esas que no tienen nada de especial y que justamente eso es lo que las hace exquisitamente atractivas. También sabían sobre los efectos de los sabores de la globalización y los perfiles que se presentan bajo ese paradigma (esa extraña forma que tienen en la humanidad de hacerse todos una franquicia unicéfala): las light, las profundas, las pensadoras, las liberales, las revolucionarias, las tropicales, las mordaces, las agresoras, las agredidas, las pop, las underground, las new age, las dark (acuse el lector mis reiteradas disculpas por el súbito e intermitente cambio de idioma, pero es que entre lo que he escuchado no he encontrado sinónimos en lugar de estas, para adjetivar)…

Aunque a las musas les resultaba divertido, no vaya a pensar mi humano lector que se trataba solamente de entretenimiento. El asunto tenía que ver con supervivencia: cada vez, que las musas habían encarnado, seducido, conquistado a este o cualquier otro ser, podían ver, por así decirlo (ustedes van a disculpar, de nuevo se me hace difícil explicarlo en términos humanos), el brillo que tomaba el corazón de este muchacho y la invencible energía que se produce por el sentimiento de amar… esa intensidad, ese ‘néctar’ (lo vamos a llamar así de ahora en adelante), era arrebatado en el momento del desamor, y consumido por las musas como método para seguir subsistiendo, como si de alguna suerte de maná se tratara para ellas.

A propósito: antes de seguir, tengo que volver a hacer una aclaración a mis humanos lectores, especialmente en esta época en la que todos ustedes creen ser (por que en el fondo no lo viven tanto) ‘genero-sensitivos’: aunque el sujeto de la narración es masculino, y la palabra que uso para las musas es femenina, esto de ninguna forma quiere decir que el asunto tiene que ver con vilificar a las mujeres (aquí no existe cosa tal como la misoginia). Otra vez: no manejo bien este idioma, y no conozco un sinónimo de musa que trascienda el género, pero la verdad es que este fenómeno de las musas, también encarna en versiones masculinas, y hacen de las suyas con el amor femenino (que dicho sea de paso, por la naturaleza de ellas, a veces tienden a ser una fuente más nutritiva de ‘nectar’).

Sofía, si bien no propiciaba el desgastante y cíclico proceso de amor y desamor de este hombre, si guardaba cuidadosamente sus apuntes al respecto. Estaba fascinada por lo que había notado en este caso (se daba pocas veces): contra las probabilidades, había notado que el ‘nectar’ que se producía en el corazón del muchacho, en vez de hacerse más poluto por la cantidad de impurezas que generaban los vicios del desamor, solía sublimarse: la calidad parecía mejorar, la energía solía ser mas pura, y mas intensa.

Al estudiar a las musas, notaba que su bienestar se incrementaba… Ellas estaban encantadas con este ser, y continuaban mejorando sus técnicas, estilos y desafiantes nuevos estándares que sin saber, como mecanismo de defensa, el joven de nuestra historia continuaba refinando… entre más alto su estándar, más costaba la conquista, y cuando se lograba, las musas celebraban egolátricamente su triunfal conquista embriagándose con este ‘nectar, que para hacerlo mejor aún, también mejoraba su calidad.

Sofía cavilaba sobre sus observaciones, cuando entonces se sentó a su lado Filia, quien tenía a su cargo, según los privilegios repartidos a todos los de esta comarca, arreglar los asuntos para que el joven en cuestión encontrara su amor real. Ya había transcurrido suficiente tiempo, y era el propicio como para que a través de sus experiencias con las musas, el muchacho aprendiera suficiente sobre lo que es y lo que no es el amor… Pero lejos de mostrarse optimista, Filia manifestaba preocupación en su presencia…

- Que sucede, Filia?
- Nada… eso es precisamente… no sucede nada.
- Te refieres a ---?
- Si… esto se me está saliendo de las manos.
- Ha sufrido bastante. Pero bueno… no debiera eso tal vez ser un buen refinador para el afecto de este muchacho?
- Debiera serlo… de alguna forma… pero aquí no se bien que es lo que procede.
- Por? He estado analizándolo. Está mejor que nunca. Viste la calidad del néctar que produce? Es muy de celebrar encontrar que en una época como esta, en la que la vida normal regularmente deshumaniza, este ser haya conservado su calidad humana, y lejos de encrudecerse, por alguna razón que a mí misma me sorprende, se ha hecho aún mucho más humano, más intenso y pleno. Qué puede haber mal con esto?
- Se ve que has estado siguiendo su comportamiento…
- Sí. Es un caso muy interesante.
- Pues bien… has notado que cada vez que enfrenta un desamor, cuando le es arrebatado el néctar que produce… intenta canalizar su energía en alguna suerte de proyecto o empresa?
- Si, y me parece muy positivo!
- Lo que pasa es que aunque lo es, cada vez que esto sucede y pese a que su amor se optimiza, de alguna forma se involucra en ambientes en donde se dificulta propiciar los encuentros con la persona que le conviene.
- Qué mejor ambiente que los proyectos constructivos?
- Viste el ímpetu que tiene para con ellos, el liderazgo que manifiesta en los proyectos?
- Claro, magnífico!
- De alguna forma si. Pero por otro lado, el liderazgo que ha tenido, ha empezado a generar que este muchacho se convierta en un ser popular en su círculo.
- Eso debiera hacerle más fáciles las cosas… no?
- No tanto… parece que el siente que cuando la persona que muestra interés en el se acerca, lo hace por que está enamorada de lo que representa en sus funciones, no de lo que realmente es.
- El no es hipócrita... a qué te refieres cuando explicas lo que representa y lo que es como dos caras distintas de una misma persona?
- Sí, pero no es solamente eso… es una persona bastante más extensa y complicada que solamente las actividades a las que se dedica… cómo se hace para que el se asegure que la persona que se acerca no se ha enamorado de la persona, sino de una personalidad?
- No entiendo… es hombre! Los hombres son menos que la cantidad de mujeres en este mundo... Debiera tener mucha más probabilidad, muchas más oportunidades de encontrar alguien de lo que lo tienen las mujeres… esas si sufren, por que tras de eso tienen que lidiar con estereotipos que se mueven en las siniestras aguas de la agresión y la dominación como su modus vivendi. Además, bien que ha hecho daño también. Hay más de una persona que ha llorado por su indecisión. No se estará victimizando?
- Es cierto. De todos modos, en eso de las relaciones amorosas, todos hieren y son heridos…
- Es que no tiene sentido…
- Los humanos no siempre funcionan por su ‘sentido’, sino, por lo que sienten… La humanidad esta plagada de mentiras: mentiras que imputa la sociedad, que se imponen para parecer tal o cual cosa; para explicar lo inexplicable, para despotricar lo que se explicó y no se puede explicar. Para conquistar, para ganar, para perder, para adquirir, para deshacerse de las cosas… Los seres humanos tienen solo ojos físicos, y un incipiente cerebro que además, al criarse en una atmósfera plagada de mentiras termina infectándose por todo eso… si fueras ser humano, y funcionaras por sentimiento y no por tu sabiduría… no crees que resultaría difícil para vos determinar, aunque tengas alrededor cosas que parecen apropiadas, cuál de todas es la forma correcta de escoger, por que todo te hace nebuloso el panorama?
- Creo que no.
- Creo que eso es lo que pasa aquí.
- …y que hacemos?
- No lo se…
- Crees que algún día corramos el riesgo de que deje de producir el néctar?
- No lo se… pero si va a servir para alimentar las musas, puede que convenga que no siga alimentándolas.
- No solamente se trata de sentir…
- Ni de pensar, aprender o refinarse…
- Cuándo aprenderán a amar estas criaturas? Podrán realmente?
- Mientras quieran hacerlo, hay esperanza…

Intrigado, esta vez a título personal, me acerqué al joven, que lloraba bajo una tenue luz, contemplando la foto que se tomó con la última encarnación de las musas que le robaron su corazón. El joven tomó aire. Luego un vaso de agua. Suspiró. En ese momento no me pude contener, y le hice sentir algo que para los efectos prácticos, voy a traducirles como un abrazo. Volvió a suspirar. Hizo una larga oración de rodillas, durante la cual derramó lágrimas. Insertó la foto de ambos en una especie de diario que tenía, y escribió como epígrafe el siguiente código: “Eppur si move!”.

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