23.12.05

Siembra

Los huracanes habían terminado, pero habían acabado con todo y todos… lloró por días, y trató en vano de resucitarlos; les gritó desesperado que no lo dejaran! Solo silencio…

A lo lejos de el se veian equipaje tirado, y su camisa, apuñada sobre ellas. Su cabello largo ya no era negro, sino una mezcla heterogénea con la arena de la playa. Su tórax estaba lleno de tatuajes y símbolos que nadie más que el parecían descifrar.

Esa noche, frente a aquel mar que todo se lleva y trae, sentado en el rústico tronco inmóvil igual que el desde el atardecer, con sus manos entrelazadas viendo hacia abajo, hizo una plegaria para pedirle a Dios perdón en caso de que lo que estaba a punto de hacer fuera algo malo… Destrozado, y en ese estado anímico en el que nada realmente importa, se quedó a dormir boca arriba viendo el cielo… Concilió el sueño debatiéndose en voz baja qué era lo correcto de ver, si la luminiscencia de las estrellas o la profundidad de lo oscuro.

Amaneció. Buscó lo más cercano a pala que vio entre escombros, y comenzó a hacer huecos en un lote baldío cercano… de largo pasaban algunos que se quedaban viéndome mientras cavaba, y algunos ayudaban, pero al rato les pedía que para que no le vieran llorar, lo dejaran solo un rato… De todos modos todos también tenían sus pérdidas. Enfocó todas sus energías en cavar y seguir cavando, e hizo varias potenciales tumbas alrededor de esa playa...

Luego comenzó a arrastrar todos los cuerpos, y con aquellos muertos, íconos de sus vivencias para arrojarlos en aquellas fosas provisionales… Las cartas de amor de ella, y las de desamor de el; los papeles de las finanzas que ambicionó, y las cartas que le notificaban que había fracasado en eso. Un álbum de fotos amarillentas de amigos que ya no eran, fotos de su casa, y de sus proyectos, y nostálgicamente sonreía al verlas.

Entonces me acerqué yo con una pregunta estúpida…
-“Qué hacés hermano?”
-”Lo que tengo que hacer”… replicó.
-“Por qué no pedís ayuda?, préstame una pala! No debieras hacer esto solo!”
-“Ninguno debió haber muerto tampoco, pero murieron. No es momento de analizar con el absurdo peso de la lógica; me urge buscar soluciones”, me dijo con un aire de molestia por lo imprudente de mi comentario.

Entendí que si quería ayudar tenía que actuar, así que comencé a ayudarle a enterrar todo… Seguro estaba cansado por que no me dijo que me fuera. El lloraba y yo lo abrazaba. Luego seguíamos sin hablar mucho.

Habíamos pasado ya todos los cuerpos, pero cuando intentaba echar palazos de tierra sobre ellos, el me pedía que me esperara, que faltaba algo…

-“Eran tu familia?” Le pregunté con temor de ser imprudente.
-“Eran todo lo que tenía. Tengo que empezar de nuevo”. Le costaba hablar por que quería llorar. Con unas tijeras en sus manos, comenzó a cortarse poco a poco el cabello, y tiraba mechones sobre los cadáveres y los bienes…
- “Por qué haces eso?”
- “Mi pelo, como ellos, son una extensión mía. No siento que los estoy enterrando, solo estoy sembrando…”
- “Sembrando?” Pensaba que podía ser posible que fuera víctima de los traicioneros balances de su química cerebral, y que en medio de tanto desastre hubiese perdido la lucidez. Decidí quedarme callado y le ayudé a terminar de enterrar… No hablamos, pero sentía que tenía que estar ahí…

Al caer el atardecer, me senté con el a ver el sol usando como espejo al mar desplegando sus más elegantes vestidos, y afanado pintando de dorado todo lo que podía alcanzar, jugando a ser el Rey Midas. El no hablaba, pero parecía aliviado…

“Sobre eso de sembrar… puedo preguntarte qué significa?” Le dije con miedo, tratando de ver qué pasaba por su mente…

El se sonrió un poco forzado, y cabizbajo contestó… “Es solo una forma de verlo”.

Un poco desesperado ya, le contesté “Pero… es algún ritual religioso? Es que sinceramente no entiendo, y si es posible quisiera que me expliques… cómo es eso de sembrar, qué significa que te hayas cortado el pelo y quedaras calvo en ese ritual?”

“Ni yo mismo lo sé, dijo un poco dubitativo… Pero me rehúso a creer que esto es el fin, así que sembrar me pareció una apropiada forma de representar otro comienzo… -y señalando hacia las tumbas me dijo con su voz quebrada- …eran todo lo que tenía! Mi vida giraba alrededor de ellos!”

“Supongo que piensas en volverlos a ver, entonces?”
-“No seás tonto! Están muertos! La inmortalidad es solo un emblema de efecto placebo que los humanos nos autoforjamos para negarnos a aceptar la caducidad de las cosas” Me dijo en su disfuncional filosofía…
-“Y cómo es que una persona que sabe que están muertos, dice que los siembra?”
-“Lees la Biblia?”
-“Algo”
- “La Biblia dice que lo que uno siembra, luego lo recoge… El Budismo te dice lo mismo bajo el nombre del “Karma”. Trabajé por ellos como nunca he trabajado, les amé con intensidades que no creí ser capaz de amar, y serví para ellos como para nadie… Yo solo puse mi cabello ahí por que quiero sentir que era algo muy mío lo que sepulté. No desperdicié ninguno de mis momentos con ellos. Ellos y yo sembramos juntos cosas buenas, no veo otra cosa que germinar, aunque ahora esté dolido”
-“Cómo esperas cosechar?”
-“Cómo esperas que te conteste? No lo sé! Yo solo busco soluciones, y seguir sembrando semillas”
-“Cuál semilla… ellos ahora?”
-“Yo mismo… Me enterré con ellos, pero como mi pelo volveré a crecer, y de alguna forma construiré la vida de nuevo, con lo que quede.”
-“Es posible tener plenitud luego de haber perdido tanto?”
-“Busca en tu Biblia sobre Job. Ya no me preguntes más.”

El sol nos hacía ver rojizos. Sin verle a la cara, viendo los dibujos raros que comenzó a hacer en la arena, pregunté:

-“Te gustan los símbolos verdad?”
-“Se nota verdad?”, dijo sonriendo con ironía.
-“Por qué?”
-“Supongo que me ayudan a entender la vida con mucho más interés.”
-“No será que estás disfrazando tu dolor con tanta cosa?”
-“Puede ser… O tal vez simplemente hago de mi dolor un símbolo más que represente algo aún más profundo…”
-“Qué se cosecha de sembrar tanto simbolismo?”
-“Esperanza”…

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