26.4.06

Superheroe



En su vida cotidiana, Julio es un personaje que no es normal, sino ‘corriente’. Jeans, camisetas algo percudidas, y de unos años para acá no se peina sino que solamente se echa el pelo para atrás con un poco de gel sin la intervención de un peine. Ha de trabajar mucho por que se le ve poco en el barrio. No se le conoce novia (en el barrio se rumora que seguro es marica, pero nadie lo puede confirmar), y tampoco es muy dado a socializar mucho con las viejas de patio que pululan en sus chancletas Kam-Lung, y celebran sus asambleas solemnes viniendo de dejar los niños de la escuela, en las que todas huelen a “London Girl”.

Si lo seguís en el bus, lo verás leyendo un libro que se veía amarillento, de nombre “Versos de lo Grotesco y lo Arabesco”. Otro día por ahí verás “Crimen y Castigo”. A veces no lleva nada que leer, y es entonces cuando se exalta su entrecejo fruncido y una especie de nostalgia en su mirada… En algún momento puedes pensar efectivamente que es marica, pues más de una mujer atractiva se sienta a su lado sin que el de señal de atención… pero solo es que anda encapsulado en su mente.

Julio sufre de depresión severa… como la mayoría de los enfermos emocionales crónicos, tiene sus momentos de euforia y en su trabajo es a su modo el centro, por que siempre tiene respuestas que dar, insumos interesantes de los cuales hablar, y no es capaz de tener ninguna interlocución sin buscar ser gracioso de alguna forma, aunque sacrifique su dignidad en los chascarrillos mofándose de sí. Nadie se da cuenta de su padecimiento…

Ha intentado el suicidio muchas veces… dos veces en sentido literal, y mil veces ha cometido suicidio en su propio corazón. Examinar sus pensamientos es nadar en un pantano, con toda suerte de mala hierba que apesta, donde te infectas del vapor del pesimismo y el negativismo. Cuando contaba los días, al igual que María Calas luego de que muriera el amor de su vida, contaba “un día menos”. Tiene argumentación convincente para hacerte sentir que la vida no vale nada… y realmente aquí es donde comienza la historia. Solía burlarse a solas de su apellido: “Vidal”.

Julio conversaba con un compañero de trabajo en el almuerzo… había planeado acabar con su vida esa misma noche… su compañero le externó sus angustias y desencantos por la vida, no eran más que nimiedades absolutamente fáciles de superar para Julio… Ante tal caso decidió hacer su última obra de caridad, y decidió enfocar absolutamente toda su conversación a hacer que este hombre revalorara la vida y se reanimara.

Su discurso fue perfecto, elocuente, magnífico… Una a una debatió con suma propiedad todos los obstáculos que lanzó su compañero para demostrar que sufría como nadie, y lo redujo al silencio en cuestión de dos o tres intervenciones sencillas, pero contundentes… En la última reflexionó sobre todas las bendiciones que solemos ignorar, y sobre enfocarse en la parte media llena del vaso, no la media vacía, viendo hacia abajo...

Al levantar la vista, Julio encontró algo por primera vez, superior en mucho a su primer beso, su primer enamoramiento, su primera experiencia sexual, o incluso su primer intento de encontrarse con la muerte: un hombre que lloraba de agradecimiento y entre sollozos le dio gracias por haber derribado sus obstáculos emocionales.

Esa noche, Vidal no se mató. Se fue meditabundo a su hogar, experimentando la rara sensación de agradecimiento que le había transmitido su previo interlocutor, por haber detectado que tenía un poder sobrenatural… hacer que alguien sintiera que a pesar de todo, la vida valía la pena…

Quien diría que Superman se haría más poderoso con la criptonita? Podría el hombre araña caer víctima de su propia red? Hubieras previsto que Julio Vidal, un suicida en potencia, iba a vencer su mayor obstáculo por medio de convencer a otra persona de lo provechoso de vivir?

Julio quería explicar, en su toxicidad de pensamientos lo que le hizo desistir de sus impulsos suicidas… Será esta la misma vivacidad y felicidad que le dio a Grenouille, el asesino de “El Perfume” de Patrick Suskind, el repasar el catálogo de olor a mujer que dejó su primer asesinato? Se dio cuenta que todos los ejemplos de sentimientos sublimes seguían un oscuro patrón incomparable con esta nueva emoción. Era como encontrar un rumbo… Experimentaba el poder de ensanchar el espíritu de alguien, influenciar, manipular con resultados positivos…

Hoy, Julio Vidal no será mas que un corriente transeúnte… pero si se entera de que se hace de noche en algún espíritu, cuando el dolor ataca, y los sentimientos de inutilidad te invaden, existe un nuevo superhéroe disponible… utiliza sus poderes para enamorarte de la vida, para que veas como una realidad un futuro con esperanza, para que te veas con perspectiva, para que cuentes con el respaldo de alguien que cree en vos…

Y si Batman, El Hombre Araña, Superpan o el Capitán Cavernícola, tienen su identidad protegida, nuestro admirado personaje tiene su propio alter ego… tal vez Julio Vidal no suene tan bonito como Peter Parker o Clark Kent, pero eso es mejor… Julio siente que es menos posible que la gente piense que existe un superhéroe en América latina, lo cual minimiza sus posibilidades de ser rastreado.

Minuto a minuto, ante su nueva misión, Julio vive bajo la disputa de sus alter egos; y usa su podredumbre mental para abonar los jardines de sus prójimos; como buen rebelde en contra de los que están a favor, y a favor de los que están en contra, su sublime rebeldía le hace revelarse contra sus propios deseos ensimismados para ser altruista con aquellos que pueden estar infectados de su mismo padecimiento.

Un compañero en broma le preguntó sobre el wallpaper de su PC, con el escudo de superman.

- Esa S… es de que sos Saprissista, o Supermán?

Viendo hacia abajo con una sonrisa apenas sugerida, como contándose así mismo un chiste, o siendo irónico consigo mismo, Vidal contestó:

- No, la S es de Suicida Enmascarado. Otro sabor de superhéroes…

No comments: