Switch

Switch es una palabra fuerte. Evoca cambios de un polo a otro, a situaciones diametralmente opuestas, encender o apagar cosas. No encontré una palabra en español que definiera con tanta fuerza y en una forma tan simple eso, y por eso aunque escribí en español, mantuve este título. El relato necesitaba una palabra así de fuerte.

La primera vez, yo estaba asistiéndo en el púlpito de aquel templo...
llegaste tarde con tu familia, y con aquella blusa de largas faldas por
fuera para disimular tu "deshonra"...

Yo perdí mi habitual concentración al verte... llevaba tanto tiempo de no
hacerlo!  Al fin estabas de vuelta!  Te veías tan preciosa!  Supongo que
todos me vieron la cara de idiota, que, ahora que lo pienso, pudo haber sido
una de las exposiciones de inmaduréz más grandes que he dado ante la gente
de mi congregación.

Te sentaste en medio de la fila, casi casi frente a mí...  yo intentaba
disimular, y traté de concentrarme en mi quehacer, pero te veía con una
regularidad de unas 3 veces por minuto...

No es que los otros no te vieran -"deshonras" como esa no pasan
desapercibidas-.  Pero yo te veía con otros ojos... con ojos de amor
obsesivo hacia vos, con ojos de poco amor propio...

Entonces, para evitar mi absurda e inapropiada invasión visual, hiciste un
"switch" de sillas con tu papá...  Así la copetona sentada
adelante sería un refugio ideal para mi ataque.  Entonces caí en cuenta de
lo absurdo que fuí... de la agresión que cometía, de mi inapropiada actitud.

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La segunda vez fue en aquella fiesta, 7 años después, después de aquel
problema que me hizo terminar de constatar que no "seríamos" nada,
a pesar de que señas sobre esa verdad estuvieron presentes desde que nos
conocimos, hace ya casi 20 años...

Me viste.  Aunque no era así, era como si te quisieras vengar de la invasión
que te hice, por que me veías por intérvalos semejantes, con  inmaduréz, con
obsesión, sin amor propio... Después de todo, nos parecíamos.

Esta vez hubo "switch" también.  No de asientos.